jueves, 22 de febrero de 2007

Primeros versos

Transmutación en un día aparentemente como los demás


Ser donde otros jamás fueron
germinar en las luces ya olvidadas
hacer de la palabra reverencia
llegar donde se deja de crecer
tramar el paraíso
descansado.

Observar el segundo irrepetible
congelarlo en algún lugar
como el que da la vida al tiempo
y lo hace eterno
lo hace suyo por siempre y para siempre
escrito con humo…

Si ese lugar que es cima inalcanzable
si el sueño es su testimonio
más fiable
si su brisa es sólo sugerencia
si…
si eso es todo… es nada.



Quizás con clases de amnesia


El muy cabrón me desveló el final del cuento
se me quedó mirando, todo serio
muy seguro de su descubrimiento
con la cara de aquí nos puteamos todos
y me lo largó-imagínate- de sopetón
sin que yo se lo hubiese preguntado,
la verdad es que nunca he querido saberlo
ya sabes, lo de vivir en la ignorancia,
almaltiempobuenacarayaquípazydespuésgloria
pero lo peor de todo
es que el final no es feliz
aunque
bien pensado
ahora el cabrón soy yo.














Desde 1913


Cuanto no escribo es cuanto sé
y eso en el mejor de los casos.

Pasarán los días y las noches
uno tras otro
se volverán silencio
lo que ocurrió ya no existe más
y tocará esperar otro día otra noche
aventados con amores más o menos tiernos
esperar
los movimientos de pánico
resumidos en tres palabras que es cosa de ahorrar,
recoger un pensamiento casi insomne
y sonreír para estar más guapo en la foto
para que nadie se fije
en el siniestro designio
de un tiempo obsceno
el tiempo que delimita
algo por aquí y un poco más por allá.
Entretanto la luz comienza a entrar por mi ventana como si me saludara.



Vacaciones de verano


Tu risotada suena a asma
es como una palmada en el brazo
cariñosa pero sin pasarse
y por un instante
uno sólo y de los más cortitos
parece más lento el día
nuestra soledad más feliz
y que van a llegar
esos momentos íntimos
que para nada son mi rollo

así que me detengo
me acomodo las pelotas
y espero que las cosas no se pongan
demasiado feas
en un día de calor infernal
y pocas ganas –tú me entiendes-
de amor.








Colorear


Obras completas
una manera como otra cualquiera
de enterrarte
a ver si pensabas
que el crepúsculo
era una lluvia verde tras tu ventana.

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